Para muchas personas, cuando nos convertimos al budismo, debemos volvernos vegetarianos. Esto, simplemente, no es cierto. Para ser budista no hay necesidad de ser vegetariano. Entonces… ¿Por qué muchas personas creen esto? Hay un motivo histórico para la gente crea que los budistas deben ser vegetarianos. Shakyamuni (el Buda histórico) fue un príncipe que se volvió asceta y en su vida ascética tuvo una fuerte influencia de los jainistas que llevan al extremo el principio de no agresión, conocido como Ahimsa. Así, por ejemplo, algunos jainistas usan una mascarilla o tela sobre la nariz y la boca para no molestar a los insectos con su respiración
Aunque Shakyamuni fuera fuertemente influenciado por el jainismo, hay muchas interpretaciones acerca del consumo de carne por parte de los budistas. En el Budismo Zen se recomienda a veces que se practique el vegetarianismo como una acción simbólica de compasión. Pero no como obligación, excepto en los monasterios, donde los monjes hacen un voto de no consumir carne. Para los practicantes o sacerdotes que viven afuera de los monasterios el vegetarianismo no es obligatorio.
Muchas personas se están volviendo vegetarianas (o, aún más, veganas) por creer que de esta manera serán mejores personas. Es una buena actitud pensar en los animales con la misma compasión con que pensamos en las personas. Pero, en algunas situaciones muchas personas caen en la trampa del ego y se creen “seres humanos más evolucionados” (¿sabían por caso que Adolf Hitler era vegetariano?). Y cómo es posible deducir, los vegetarianos no son mejores personas que los vegetarianos.
No quiero decir que no nos debemos preocupar por el bien de los seres vivos, como he dicho anteriormente, la compasión es un principio ético del Budismo Zen. Es común que los budistas, al final de sus prácticas meditativas, dediquen los méritos de la práctica para el beneficio de todos los seres. Pero tenemos que entender una verdad: No hay vida sin muerte. Aún consumiendo carne es posible hacerlo de forma consciente y respetando a todos los seres. Por ejemplo, tenemos que entender que la carne provino de un determinado animal (que seguramente no deseaba la muerte) y que no la debemos desperdiciar.
Desperdiciar, no es sólo tirar la carne sobrante a la basura. Comer más que de lo que necesitamos (por ejemplo, para satisfacer un apetito desmesurado y no para alimentarnos) es una forma de desperdicio. Si bien definir la necesidad fisiológica de carne es un trabajo para un profesional debidamente capacitado (jóvenes y adultos tienen requisitos diferentes según su contextura, ocupaciones, etc.), pero, en promedio, un adulto puede comer 300 gramos de carne roja en la semana. Así, si la populación mundial consumiese apenas sus necesidades nutricionales, muchos animales estarían a salvo de la muerte.
Una práctica viable es la abstención de consumir de carne una vez en la semana. En un único día sería posible observar opciones de alimentación vegetarianas e ingerir así una dieta diferente del resto de la semana. La práctica del vegetarianismo es una muy noble, pero no es accesible para todos. En algunas situaciones el rechazo de un determinado alimento puede causar un grave desequilibrio para nosotros y para otras personas. Hay casos de mujeres veganas que durante el embarazo sienten la necesidad de comer carne, y así lo hacen. Creo que es lo lo correcto. Mucho más importante que una opción personal es la responsabilidad que tienen hacia la nueva vida que está naciendo. Vegetarianos que se juzgan personas mejores que los no vegetarianos, sinceramente no son para nada respetuosos con la vida, así como la inversa también es cierta.
¡Deseo que los méritos de nuestra practica beneficien a los todos los seres!
¡Amituofo!